¡Alahua la selva! ¡Alaoita los maestros! ¿Cuándo seremos escuchados?
Vengo desde Moyobamba – Región San
Martín: la Amazonía peruana. Hoy “Maravilla Natural del Mundo”
a presentarles mi libro ORILLAS DE LA EDUCACIÓN COMO ÁRBOLES CAOBA.
Este libro es ensayo pedagógico que, alejándose de toda rigurosidad
académica clásica de un ensayo, está escrito en prosa poética y
narración de un acontecimiento novelesco, cuyo protagonista
principal o personaje, es un profesor que responde al nombre de
JUSTINIANO, quién con el espíritu y pensamiento freiriano, lleva a
cabo una propuesta pedagógica liberadora y transformadora en su
escuela y su comunidad selvática de Chazuta-Tarapoto.
Este
ensayo abriga dos objetivos centrales: el primero es apagar el
silencio, que quema, araña y orilla nuestra selva peruana de los
principales aspectos de la vida cultural, literaria y principalmente
educativa. La selva peruana está casi ausente de la vida nacional.
El segundo objetivo es insistir en la diversidad cultural y educativa
contra la cultura y educación homogeneizante que se practica en el
Perú, pese al mandato teórico de la diversificación. Existe una
vasta bibliografía sobre educación, enjundiosos estudios críticos,
analíticos y teóricos, pero, de manera homogeneizante; la
multiculturalidad está también orillada de manera
práctica.
Pretendo entonces, dentro del paradigma
pluralista de la filosofía antisimilacionista del pluralismo
cultural, insistir en la multiculturalidad e interculturalidad,
frente a la uniformización cultural en tiempos de globalización. Y,
considerando a la educación como uno de los ejes fundamentales para
el desarrollo integral de una nación, plantear a partir de una
experiencia local, rural, el desarrollo de una nueva política
educativa nacional que lleve a la práctica la diversificación. La
selva es el escenario pedagógico preciso para ello, porque estamos
vinculados entre nuestros mitos y costumbres, nuestras etnias y
cultura ancestral con el laboratorio biológico que es la selva.
Puede ser la mejor apuesta de futuro, y las municipalidades pueden
jugar un rol importantísimo como democracia local y su relación
directa con la comunidad.
Para llamar la atención,
hacer agradable y menos agotadora su lectura, este ensayo, reitero,
está escrito intimando poesía y narración. También se emplea un
centenar de palabras con la manera típica de decir las cosa del
selvático nato, ese lenguaje regionalista mezcla de español y
quechuismo que le dan una gracia singular pícara y vivaracha que
lamentablemente se están perdiendo, cuyo significado se dan al final
del ensayo.
Una muestra de la poesía y la
narración, lo digo así:
El hombre que vive y
convive en la Amazonía armónicamente con la naturaleza y sus trinos
tiernos de orquídeas y aguajes, tapires, tigrillos y guacamayos,
abriga sueños y utopías con toda la intensidad de su cálido
terruño. La selva es intensa, no sólo se sueña más, sino que se
confirma que la utopía es posible y conseguible. Nada se puede
comparar con la música que crea y endulza en nuestro mundo interior.
Todo aquel que va, regresa convencido que la selva es un lecho de
sueños y esperanzas y dirá orgulloso, estuve en la selva donde los
sueños se escuchan. El chuncho de hoy ya no es el chuncho de ayer.
Está sipi sipi para el progreso. La selva es cultura y no un ente
fosilizado; es un sistema verde en evolución, intercambio, diálogo
y mestizaje permanente; además de orden y armonía tiene imagen y
sonido, es animación permanente. La selva es un macetero
encendido.
(…)
A las 6 en punto de la mañana,
el maestro Justiniano abre las puertas de su casa al sol en el
distrito de Chazuta. Sale y recibe con profundos suspiros el verdor
selvático y el airecillo aromático de sus bosques y frutales. El
rumor inmenso del impetuoso y musical río Huallaga le hace sentir
una libertad auténtica, circulando por su mente profundas
reflexiones de emplear ese maravilloso material para forjar una
propuesta educativa de conservación y desarrollo de su pueblo, y no
puede dejar de sentir también la angustia de comprobar cómo los
árboles de buena madera como la caoba y las plantas medicinales se
encuentran cada vez más lejos, casi como extraños ya a sus
moradores, se orillan cada vez más.
(…)
Justiniano,
es uno de los maestros inquietos e innovadores de la escuela
chazutina, construida a orillas de la Plaza principal, acuartelada de
gruesas paredes de concreto como cercos que la rodean, en cuyo
interior, al decir del maestro Justiniano, los alumnos estudian en
aulajaulas, todas las materias, menos la selva, casi olvidados por
completo del árbol vida, el bosque puro, la arcilla-tierra
artística, el idioma nativo, su cultura y folclor y los senos
prodigiosos de la Cordillera Nor Oriental de los Andes que en su
proyección desciende como un remanso y abre la Amazonía en Selva
baja y Selva Alta.
El maestro Justiniano, perfumado
con el aroma de una pedagogía transformadora, llevaba a la práctica
acciones que, según él, se encontraban en las orillas de la
educación. Su Proyecto de Transformación Educativa presentado en la
Dirección y luego fundamentado en la Asamblea de Profesores, fue
dado el visto bueno y el compromiso de la mayoría de participar en
las mismas, antes de su aprobación definitiva.
(…)
El
Plan promovía la salida al campo de todo el colegio tres veces al
mes. Una Clase en el Bosque, era el título de la actividad. De
acuerdo con lo programado, tenían que ir al bosque inexplorado,
en
todo caso al río, al cerro, a la mina, a la
maderera, a la cocha, al aguajal, a buscar frutas silvestres, a la
etnia más cercana, a la chacra de alguno de los alumnos, en fin al
lugar escogido para ese día. En el mismo lugar de los hechos y,
facilitados por sus profesores, los alumnos deben sugerir lo que
desean saber, ayudar a desarrollar el tema, utilizando sus
conocimientos adquiridos hasta ese momento bajo cualquier
circunstancia, ya sea con sus profesores anteriores, en los libros,
con sus padres, en la calle o en las andanzas con sus
amigos.
(…)
Una educación con toda la fuerza
de su conciencia cósmica que nos convenza que el ser natural es
superior al ser humano. Es decir, el “mundo salvaje de la selva”,
es superior al “mundo civilizado” de la sociedad, y que es éste,
el gran provocador de las grandes tempestades y desastres naturales
con su insensatez e incapacidad de vivir en armonía hasta consigo
mismo.
Mientras los pueblos se van quedando calvos
de árboles, la nueva propuesta pedagógica de aplicación que
empezaba a forjar el maestro Justiniano, hacía pensar y reflexionar
a los chicos y a sus profesores en esta primera clase en el
bosque.
(…)
Al aplauso de los niños, el
viento los regresaban cánticos emotivos como bramidos de flores, y
los pajarillos intentando una sonrisa participaban en la mágica
fiesta pedagógica.
Todos
los documentos educativos oficiales y no oficiales, libros y tratados
actuales hablan y proclaman que la educación debe estar centrada en
los niños, en el alumno, pero que curiosidad y hasta patético, a la
hora de la hora sólo se piensa y prioriza el presupuesto. Es decir,
en la práctica, tenemos una educación centrada en el
presupuesto.
(…)
Don Goyo, como todos los
domingos, escuchaba misa con toda su familia y como siempre se
sentaba en primera fila de la iglesia tarapotina. Su estandarte de
hombre próspero y emprendedor brillaba en todo el ambiente para
mayor gloria de Dios; se arrodillaba solemne, hacía calmo la señal
de la cruz y rezaba el Padre Nuestro con unción de buen
parroquiano.
(…)
Entre copa y copa y un
suculento almuerzo regionalista, don Goyo le confesó que le tenía
unas ganas al maestrito Justiniano que en un solo mes de su programa
radial le estaba recortando sus ganancias e indisponiendo ante la
gente “Y no es sólo a mí ah…” enfatizó.
(…)
-por
culpa de ese maestrito Justiniano te enumero lo que tengo que
hacer:
1. Árbol que corto debo sembrar otro.
2.
Mi ganado debo llevarlo más lejos.
3. Debo ayudar la
edición de los trabajos intelectuales de los escritores
regionalistas y mejor si son alumnos.
4. Debo construir
biohuertos en las escuelas.
5. Que debo comprar libros
para la biblioteca comunal.
6. Que debo apoyar en la
construcción de la Casa de la Cultura.
7. Y últimamente
nos ha salido que hay que pagar un bono de solidaridad para el
desarrollo regional.
(…)
En un lugar
descampado lejos de Chazuta, el maestro Justiniano, completamente
vendado, era golpeado brutalmente y directamente en los pulmones
(…)
A fines de diciembre de ese mismo fatídico
año, Charito conversaba con su papá.
-Todo fue tan
rápido, no alcanzo a comprender, por qué de pronto el maestro
Justiniano se murió de tuberculosis, ¿tú crees papá que era
culpable de lo que le acusaban? -Preguntó Charito.
El
padre miró con curiosidad a su hija, miles de pensamientos
circulaban por su mente; suspira triste, luego se pone serio, va a lo
más hondo de su ser y responde. -¡No hija! ¡No lo es!
(…)
Hace
13 años este proyecto se paralizó, para que no vuelva a ocurrir lo
mismo, todos y cada uno de nosotros, por supuesto según nuestras
particularidades, debemos estar preparados y tener capacidad de
responsabilizarnos de su continuidad, de tal manera que, para que
vuelva a paralizarse nos tienen que asesinar a todos.
Hoy
día iniciamos entonces, la construcción de una educación mejor en
perspectiva de una sociedad también mejor, teniendo siempre presente
que un buen educador las cosas difíciles los hace fáciles; que un
buen educador también aprende de su alumno y de su pueblo y, agrego
el proverbio chino que dice: “el maestro que no hace que su alumno
lo supere, no es bueno ni el maestro ni el alumno”.
Y,
así, mientras los maestros sacuden sus viejas y nuevas ideas;
afuera, en el esplendoroso y mirífico bosque, los árboles tronaban
sus raíces y se entrelazaban en un abrazo jubiloso; la esperanza
para ellos volvía a florecer, las orillas de la educación, ebrias
de vida y contento han de producir los frutos más dulces que a los
niños y jóvenes ha de alimentar para conquistar la felicidad, la
paz y una sociedad mejor. Las orillas de la educación a pesar de la
sangre martirizada, volvían a sonreír como un coro verde de
esperanzas.
Como puede notarse, el libro está
escrito en 3 partes, la primera que habla sobre la situación de la
educación en el Perú. La segunda, con ejemplos se pone en práctica
la propuesta pedagógica transformadora y la tercera parte, después
que el maestro Justiniano es asesinado por los grupos de poder,
Charito, una de sus alumnas, regresa como profesora a continuar lo
que su maestro se propuso y que ella muy bien lo captó. Así es el
devenir, se produce al margen de nuestra voluntad, ésta sigue su
curso y tiene que seguir hasta constituirse en una sociedad mejor y,
contribuir en tal tarea histórica está en nuestras manos, poetas y
escritores.
El presente ensayo pedagógico, también
nos lleva a plantearnos que todos educamos y nos educamos, que la
verdadera enseñanza está principalmente en el patio y en la calle
como en la sala de clase. Que enseñamos como dice Makarenko, con la
actitud, el gesto y la palabra.
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